El Cristo del Otero es una
gigantesca escultura de hormigón, con un poquito de bronce, de estilo postcubista, debida
a Victorio Macho. Fue erigida en el año 1931 en las afueras de Palencia, sobre un
pequeño cerro aislado -otero- que domina la ciudad y, con el paso del tiempo, se ha
convertido en un auténtico símbolo palentino.
Hay algunos que aseguran es esta una escultura menor, pero son los más quienes la tienen
por algo excelente. Yo no soy un devoto de Victorio Macho pero este monumento me apasiona.
A este hombre le encargaron la exaltación de la figura de Cristo y él plantó un fuste
agarrotado, triste... ¡y ciego, ciego de necesidad: sin ojos, con las cuencas vacías!
Patético. Está claro que los parroquianos católicos tragan con todo.
Pero vuelvo al asunto del símbolo. Ciertamente hoy este Cristo del Otero representa en
cierta medida a todos los palentinos, incluído el menda que reivindica para sí su parte
alícuota de símbolo a la vez que declara la guerra a cuanto |
de religioso emana de tal escultura. No
deja de ser cachondo que, en un país constitucionalmente aconfesional, hasta los ateos
deban festejar a su Santo patrono, a la Inmaculada Virgen de Carejas o, como es el caso, a
un Cristo ciego.
Y en cuanto a las verisones que he pintado de este cristo, quizá la esencia radique en
una hipotética pregunta: ¿No estará hasta el gorro de tanto aguante, tanta solana y
tanto palentino? La sola probabilidad de una respuesta afirmativa plantea un juego lúdico
casi inacabable.
He pintado veinticuatro versiones del Cristo del Otero, algunas han desaparecido, otras
las he vendido... De los 20 cuadros que hoy os presento la mitad forman parte de
colecciones privadas (como curiosidad os diré que el titulado Cristo del Paraguas es actualmente propiedad de Su
Alteza Real la Infanta de España Doña Elena y el titulado del Ascensor está en las
paredes de un tal Mohatma Kader, a mayor gloria de Alá, en Abu-Dabi, Emiratos Arabes).
Que disfrutéis. |