No hay
ninguna diferencia creativa entre un cuadro y un vitral. Cambia la técnica, pero el
discurso artístico no varía. Me expreso con absoluta libertad jugando directamente con
la luz, que ésa es la gran ventaja de las vidrieras.
Los ejemplos que veréis a
continuación proceden de diferentes épocas y fueron creados tras diversas motivaciones,
pero todos ellos llevan mi mano... curiosamente me he dado cuenta de esta peculiaridad
cuando he volcado aquí las imágenes. Comencé a expresarme con
esta técnica en el año 1979, pero la producción no ha sido muy abundante,
entre otras cosas porque la realización de las vidrieras es relativamente cara y quizá
no haya una especial sensibilidad hacia este tipo de obras, que el público asocia a
catedrales y a bancos (vidrios de pésima calidad con emplomados muy deficientes, en el
primer caso, y exageradas masas de hormigón con un mínimo de luz, en el segundo).
Mis vidrieras son, por
encima de cualquier otra consideración, luz y color. Con ellas he sido dios durante
algunos momentos. Espero que os gusten ! |