Momo
Tiene
MOMO un rictus de seriedad que le hace digno descendiente de su abuelo, el CAOS, abismo
del que todo habría de surgir. ¿Pero qué se puede esperar de quien fue parido de noche
por Nicte (la noche)? ¿Qué esperar de quien pasó su infancia divina entre hermanos como
ERIDE (la discordia), MORO (el destino), TANATO (la muerte) y APATE (el engaño)?
- Veamos
-preguntó Zeus-, ¿qué puedo esperar de tí?
El
dios MOMO, todavía un niño, miraba sorprendido a Zeus sin alcanzar a comprender por
qué, quien todo debía saberlo, aparentaba ser tan ignorante y, mientras restregaba sus
mocos por las barbas del gran dios, respondió:
- No te
pediré propina los domingos.
MOMO
personifica la crítica jocosa, la burla inteligente. Habitualmente se le representa
vestido de arlequín, escondido tras una máscara y acompañando cada una de sus
manifestaciones con un palitroque terminado en forma de cabeza de muñeco, símbolo de la
locura. Apenas interviene en los relatos mitológicos porque el sarcasmo no era
precísamente una herramienta lieraria en tiempos de Hesíodo, Pausanias o Apolodoro, y
actualmente los escritores contemporáneos dedicados a esta faena tienen hacia la
mitología una visión sesgada e historicista, como es el caso de López Melero,
Fernández Galiano o Falcón Martínez.
Es
destacable, en el caso de MOMO, su participación como juez en una disputa que mantenían
los dioses Hesfesto, Hades y Atenea, quienes habían diseñado, respectivamente, un
hombre, un toro, una casa, y alardeaban de haber alcanzado la perfección, cada cual en su
invento. Momo indicó que al hombre le faltaba una ventanilla en el costado izquierdo,
para asegurar un acceso inmediato al corazón, en caso de urgencias; mostró la
inconveniencia de que el toro tuviese los cuernos a ambos lados y no en el centro, lo cual
le resultaría más eficiente en sus acometidas; y por último advirtió que a la casa le
faltaba una cualidad de gran importancia, la movilidad, pues en caso de sufrir la
presencia de un vecino indeseable, ¿qué habría de hacerse si la casa no era portátil?
En
fin, si de mí dependiera, yo daría a MOMO el guión de la próxima mitología,
ensalzando su sentido del humor y sus grandes dotes para el diseño; evitándole, en todo
caso, la vergüenza de simbolizar a la locura. n |